Todo lo que debo hacer es ponerme los auriculares, echarme en el suelo y escuchar el CD de mi vida, canción tras canción, ninguna se puede saltar, todas han pasado y todas, de una forma u otra, servirán para seguir hacia adelante. No me arrepiento, no me juzgo. Pause, rewind, play, otra vez y otra y otra. Nunca detengo mi reproductor, sigo grabando, mezclando los sonidos para lograr explicar el caos que tengo dentro.
De esta manera me desengaño sola, al igual que, sola, me había engañado. Con un vaso vacío entre las manos y algo más difícil de rellenar dentro.